domingo, 31 de octubre de 2010

Ser valiente no es sólo cuestión de suerte...

Esto es lo de siempre. Una cenicienta sin escoba y un cenicero lleno de pensamientos. Un mundo que puedo sostener con la yema de los dedos mientras me deshace en un instante que parece eterno. Una noche oscura. Una espiral de confusos sentimientos. Es abrir la vasija de Pandora y dejar dentro mi esperanza, un suspiro al viento.
Me comen los nervios.
Y ya están aquí las lluvias. Las tristes lluvias que lloran en el tiempo y siembran el frio en la planta de unos pies descalzos que se mecen por el borde de la cama, intentando no pensar, intentando parar una milésima de segundo y no avanzar más de lo debido ni menos de lo necesario. Después de romper las piezas de mi encajado puzzle de la vida y apostar a rojos; sólo pienso en salir corriendo, en desaparecer con una de mis mejores sonrisas a la vez que arañándome por dentro. Eso me pasa por ser tan calculadora, que a veces me juega una mala pasada; pues la vida nos plantea los caminos y somos nosotros los que sembramos el miedo en él. La desconfianza de lo desconocido. Y aunque siempre me consideré un ser valiente, hoy me siento tan cobarde que sólo quiero sentarme en el andén y ver como los trenes pasan, como las historias van y vienen sin hacerme ni querer que me hagan partícipe de ello, aunque duela ver que tantos trenes nunca se detienen y vaya tanta gente sola en los vagones.
Sólo quiero acurrucarme dentro de mi frágil pompa de jabón, dentro de mi misma e intentar escuchar las versiones que le doy a mi vida, las razones para intentar coger un tren o las razones para quedarme anclada en la estación.
Pero ahora mismo me conformo con sentirme viva esperando que sople el viento que me hagan mover la cabeza hacia algún sitio y saber que es lo más correcto. Sólo espero que antes de ello, mis nervios no me jueguen una mala pasada que me hagan romper con todo. Vaya mierda de ansiedad que me creé, necesito un doctor.
Aunque algo he aprendido en las idas y venidas de la vida: no mirar nunca hacia atrás.

martes, 26 de octubre de 2010

Paraíso con gastos pagados...

¿Quién puso frontera a la ternura?
¿Quién libera el pensamiento del amor?
Que nadie ponga frontera
a la piel que busca otra piel,
a la mano que busca otra mano.
Que nadie ponga frontera
a la mirada, a la flor de una vida,
a los ojos perdidos en el infinito.
¿Quién pone las trazas al destino?
¿Quién concede un milagro dicho?
Que nadie ponga frontera
al sueño que cumple su sueño,
a la palabra que da otra palabra.
Que nadie ponga frontera
a los niño, ni a los besos de los amantes,
ni a la caída, ni al milagro de la caricia.
¿Quién pone el olvido en el olvido?
¿Quién hace olvidar el pasado?
Que nadie ponga frontera
al recuerdo que busca otro recuerdo,
al sentimiento que corre por las entrañas.
Que nadie ponga frontera
al pensamiento, a lo vivido.
Que nadie me ponga frontera en mi paraíso perdido.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Hazlo...

¿Cuánto podemos hacer que un momento sea eterno?
Cuánto podemos estirar el chicle de los segundos hacia una espiral infinita de pensamientos.Como conseguimos congelar cada temblor de un roce,de ardua locura.Nos entregamos a los dioses;nos entregamos a nosotros mismos.Resucitamos con un latido,tenemos un permiso especial.
Una pequeña emoción,condiciones infernales.
Creíamos que podía ser de verdad,estábamos empezando a creer.
Es curioso...cuánto puedo bailar con las palabras para describir un momento en el que ni creíamos que deberíamos utilizarlas.Vamos a mojarnos los labios.
Como me gustaría parar el tiempo. Por suerte, nunca es demasiado tarde si tus relojes son de arena...
Al final, era mucho más obvio de lo que parecía ¿verdad?


sábado, 9 de octubre de 2010

Los pies nunca se cansan..

No hay camino sin veredas, sin puentes, sin cruces y sin señales.. Siempre hay que dar un paso, u dos o tres; nunca sabemos cuántos. No tendría sentido quedarnos quietos. Hay que coger caminos, derecha o izquierda, adelante,pocas veces atrás. No sabemos nunca cuanto hemos de avanzar ni a que altura del camino encontraremos otra encrucijada o un muro que no nos deje dar ni un paso más. No sabemos con los caminos de quién nos cruzaremos, ni si serán caminos paralelos, perpendiculares o en zigzag, quizá haya muchos que ni nos crucemos,quizá algunos sigan el camino juntos. Al fin y al cabo, andamos y esperamos encontrar cosas, personas, experiencias. Hay quién espera un futuro, un recuerdo, un si o un no, unas vacaciones, una rutina, un sueño o un despertar, un beso, un adiós, un sentimiento o un desengaño, unos libros, una llamada, una señal… señales; quizás éstas sean las que nos inviten a seguir avanzando y moviendo nuestros pies. No hay que confundir las grandes señales pues no se tratan de las del cielo. Las grandes señales están disponibles a tan sólo una mirada.