sábado, 11 de enero de 2014

Entrada triunfal.

Me pintó el aire los rizos
y puso madroños en mi boca.

Aún no soy pájaro ni polvo de tierra.
Apreté los dientes y fui roja dicha.
Nada bueno podría pasar entonces.

Entonces,cerré la puerta del café
mientras sonaba un móvil,
lo ví al final del local,
estaba tan guapo así vestido que fue difícil contenerme;
me convertí en pájaro en el segundo escalón
y dos borrachos me agarraron
al ver el traspiés inminente.
Los madroños teñían de rubor mi boca.

Algunas veces,son los precios que cobra Cupido