Hoy, a manos de una persona muy especial para mí, me ha hecho llegar lo nuevo de Amaral y todos los que me conocen, saben mi debilidad sobre este grupo.
Y la letra, me ha llegado.
"Y en los árboles escucho voces de tiempos remotos, ha decidido caminar hacia lo salvaje...
No teneis ni idea de lo alto que puedo volar, dijo dando un portazo.
Cada golpe que le dieron fue una cuenta atrás,
y ahora corre hacia el bosque, su fortaleza, su nuevo hogar..."
Yo siempre fui de naturaleza salvaje. Contrariada a veces, por eso de hibernar en verano; pero siempre mantuve mi esencia. Tengo algo de "osa"(alguien también muy especial suele llamarme así de forma cariñosa).
Y como tal, siempre subí a las montañas más altas aunque me tropiece y me enrree en la zarza, me escondí en mi cueva de invierno cuando soplaba el viento del norte y al final, salía y me enfretaba a él; jugué con las mariposas y las luciérnagas soñando que podría volar como ellas. Y nunca dejé de ser una osa peluchosa cuando tenía que dar un abrazo, un beso, una sonrisa o simplemente, una mirada.
Y nunca dejaré de serlo.
Esta entrada va para dos de los chicos más importantes en mi vida y no hace falta que os diga nada más.