domingo, 21 de febrero de 2016

La verdad.

Esta resaca bien podría saber a ti.
A lluvia y tragos cortos de melancolía.
Podríamos reírnos de la cara que se la ha tenido que quedar al  destino
o de lo desordenada que ha sido la suerte.
Tirar del hilo.
Acogernos con el miedo de la elegida soledad.

Dejarnos ir al tercer día para siempre,
que no es mucho tiempo.
No persistir en la memoria ajena.
No arrancarle las bragas al corazón.
No edificar castillos de arena...
Arena que será tiempo en los relojes
y que acabará por caer grano a grano
en el suelo de cementerios de las sentencias suicidas,
cómo "contigo, hasta el fin del mundo".

A mi déjame en mi casa que no quiero apocalipsis.
Ya tendré tiempo de enterrarme en vida.
Que no hay que tirar del hilo mientras las cometas vuelen completas.
Que nunca es tarde cuando los relojes son de arena.
Al final era mucho más obvio de lo que parecía,¿verdad?

miércoles, 10 de febrero de 2016

00797, Turnedo Wine.

Dame por perdida cuando me ahoge en el verso que te debo.

Por eso no voy a escribirtelo,
ni voy a elegirte con la valentía que exige resucitar las palabras de fuego.
Ni cuando me tome dos copas de más.
Prefiero seguir comiendo la tierra de la soledad,
sentarme con la nostalgia a la hora del café
y mirarme en el espejo de la memoria.
Me quedo con el verso lleno de lluvia,
con la armadura que aún no acostumbro a llevar.

Pero si hoy quieres,
ven a casa,
rompe con esta rutina básica de las soledades,
mandemos los trastos molestos del alma al sepelio de la sardina
y déjame injertado el aliento de la resurrección en las manos
y mando a los hombres grises a pedir el tiempo que hemos perdido,
a Hor a buscar la salida de una casa oscura;
y te mando el viento del aire
a que se siente en tus rodillas (cómo siempre)
y te bese con todas sus bocas (cómo nunca).
Ahí,
cuando el viento te robe el suspiro,
y me quite la segunda piel,
justo ahí voy a perderme.


Y es que no existe el olvido cuando se entra por la puerta de atrás del verso.
O del alma.

martes, 9 de febrero de 2016

Me he descubierto un corte nuevo.
Lo he tocado hasta el fondo y sangró.
En ese momento fui consciente de que ya no había vuelta atrás.

He caminado a los precipicios y he imaginado,
tan alto y tan claro,
que no había forma de que el eco
distorsionara mis palabras.
He venido a sembrar mis huesos otra vez
y abrir las acequias de mis venas…
                                                        espero que corra bien el agua.

El problema es afirmarte mi deshacer lento
mis largas borracheras de sueños
y que de cuando en cuando, si el nervio apremia,
me muerdo las uñas, los ojos y los pensamientos.
Y que no me da miedo salir corriendo.


El problema es que no tengo fe en la piel,
y arrastro heridas de más
y versos de menos.

domingo, 7 de febrero de 2016

Para Sara.

Porque la vida nos siga llevando por senderos raros.
Por rehacernos y rearmarnos por cada hueso y esquina del alma.
Por ser levante. Y poniente.
Porque somos títeres de la suerte. Y a ambas nos gusta estar en escena
Porque podemos cambiar la copla: "Mujer cobarde no conquista hombre valiente."


Por la vida. Perdón, la vía.
Ese camino largo con nuestras costillas de madera.

jueves, 4 de febrero de 2016

Reflejos.

Cada paso fue una línea en blanco,
cada estación, el pasaje roto del trayecto,
cada esperanza, una duda
y todos los quizás, el hastío.

La línea roja del horizonte me anuda las manos y los pies,
mientras,
escucho a la voz de un niño pequeño poner nombre a las nubes
y una imagen similar a la que fuera yo un día
aunque desteñida y ajada,
tantea los dedos encima de la mesa plegable del vagón.
Se acomoda a mi lado la nostalgia
como escenas repetidas de cafeterías del desamor.

Abandóname en la estación,
sombra,
              nube,
                       espejo,
con mis maletas vacías y los calcetines sucios del camino,
que la corriente nos lleve al puerto del abandono;
que la marea nos arrastre hasta los sesos,
que la línea del tren atropelle las intersecciones.
Que el raíl rompa las costillas y suelte las amarras de las horas
sorbo a tic tac.
Que se enfríe este café y que por favor encuentre un tesoro en el fondo de la taza.

Ven.
Siéntate.
La nostalgia te cede el sitio.
Yo te cedo el encuentro y el milagro.
Ven.
Que estoy débil de los ojos para abajo.
Ven.
Que voy a desmenuzarte ala por ala,
diente por gente
en los espejos prohibidos de los reflejos muertos.