viernes, 11 de febrero de 2011

Renacimiento...

Y cuando un pajarillo canta presuroso el alba,
y se revuelven los apuntes en la primera taza de café,
escuchas un verso o unos acordes,
y miras por la ventana, despierta,ante un mundo que tranquilo duerme;
y se te llenan las manos de agravios,
la cabeza de delirios
y el surrealismo llama a la puerta;
los pies están fríos, la cabeza arde
y el pelo enmarañado me mira con indiferencia,
cuando deseas evadirte un sólo momento;
alguien se asoma al balcón igual que tú,
y te mira, con deseo,
y te asalta la sombra y caes en el suelo.
Y la extraña figura que te mira desde el otro lado
eres tú, más vieja, decadente;
y no te reconoces.
Pero si vuelves a mirarte sonríes,
pues es la extraña que no teme ser quien es.
Esa extraña que quiere salir sin volver a entrar.
Es entonces, cuando bajas a la realidad,
con el café y los apuntes,con los pies fríos y las manos llenas.
Surrealismo de tu propio reflejo, niña de las tormentas.


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