domingo, 13 de marzo de 2011

Poesía,poesía...

Cuando la poesía es lo único, o casi; que nos queda: Un pequeño refugio.
Una isla tranquila o turbulenta según el poema, el poeta, el día… la circunstancia.
Un lugar de silencio y pasión.
La pasión siempre, ya sea en el sosiego o en la desazón,
en la euforia o en la tristeza, en la rabia o en la nostalgia, en la calma o en la desesperanza.
En esos momentos, en los que "un verso es lado valiente de una cobarde",
en los que necesitamos dar sentido a nuestra existencia en un ritmo de estrofas cortas o largas,
una melodía precisa para un día de lluvia, las palabras que hacen saborear los días de sol,
el ritmo que nos mece las noches que se llenan de estrellas.
Un mar de silencio entre las palabras.
Ese nada que decir. Y ese tener que decirlo todo.
Un beso de luciérnagas, el aleteo de un colibrí
que se mece entre los dientes.
El pez que se muerde la cola.
El espejismo quimérico que abre la boca y arranca la esencia.
Tirarme en la cama,desnuda ante mi misma, y recorrer el rayo de sol que cae en las manos:
el rayo que estrepitosamente, me hace desvancerme en el verso.

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