viernes, 17 de diciembre de 2010

Reflexión 2010...

"De Re Aedificatoria" es un libro del tratadista, humanista y arquitecto italiano del siglo XV Leon Battista Alberti. En este tratado, uno de los más importantes en la Historia del Arte; basa sus ideales arquitectónicos del pasado a partir de una filosofía que recoge de Vitrubio (tratadista del Mundo Clásico) y de los ideales greco-romanos de los primeros siglo de nuestra era. En su filosofía, que como buen humanista, aplicaba a todos los campos intelectuales e incluso personales; propone que "un arquitecto no es un carpintero o un ebanista (...); el trabajo manual no es más que un instrumento para el arquitecto, que por medio de una habilidad segura y maravillosa y de un método, es capaz de completar su obra..."
Seamos los arquitectos de nuestras propias vidas. Cojamos nuestros instrumentos, los que sabemos que seguro nos servirán, como la comprensión, la amistad, el cariño, los sueños, el perdón, la esperanza, el amor, y todos los estados reconocibles del alma humana que queramos y dejemos a un lado los instrumentos que no nos permiten avanzar: de nada sirve el odio, ni el desasosiego, ni la ira, ni la envidia, ni el egocentrismo, ni la tristeza, ni las lamentaciones, ni la introspección,...
Somos almas hábiles y seguras, sobretodo somos almas maravillosas. Tenemos manos, cabeza, corazón y pies para saber que debemos de hacer y como alcanzar todo lo que anhelamos y dejar atrás lo que nos hace daño. Podemos regalar nuestra alegría a los que tenemos a nuestro alrededor y verdaderamente nos importan sin esperar nada a cambio, somos todos, y cada uno de nosotros, capaces de hacerlo. Y lo más importante, es que sabemos las herramientas para completar nuestra obra: la felicidad. Es así, existe, y podemos hacerla real y pragmática para poder completar nuestras vidas.
¿De qué nos sirve no ser felices?
Sólo nos sirve para parar el tiempo. Y siento decir, que el tiempo, irremediablemente; es lo único que pasa.

Y como me dijeron alguna vez...no van a hundirme y a alejarme de mi obra, porque por si no lo sabíais, yo soy de corcho y floto.


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