miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cuando Alicia reaparece en mi vida.



"No somos más que niños grandes que
se agitan a la hora de dormir...
Aún querrán niños un cuento,
los ojos brillantes, el oído atento
acurrucándose amoroso a mi lado.
Siempre deslizándose con la corriente...
siempre flotando en ese rayo dorado...
la vida, acaso, ¿no es más que un sueño?." Lewis Carroll.



Yo crucé el espejo como Alicia,
retorciéndome como gato saliendo de la chimenea,
conocí a peleles que se creían reyes,
dioses, Poseidones anclados a un mar
que se ahogaba así mismo;
perdí mi nombre hablando con moscas
y olvidé mi rostro, mis manos y mi dicha;
me peleé con las flores
y arranqué pétalos para pintar cielos;
escuché poesía de locos y puse ojos de bacalao,
y paseé lágrimas cogidas de la mano.

Llegué al octavo cuadro y me hice reina...
y me enamoré del aire y de sus desaires,
besé ranas, sapos, culebras y salí ilesa,
soñé con una sonrisa que era cierta,
y caminé por la realidad de la mano de la locura.

Vi un espejo y me crucé conmigo misma, y no me conocí;
pero aminoré mis pasos, y al mirarme, sonreí.


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