miércoles, 28 de abril de 2010

Es de buen nacido,ser agradecido.

¿Cómo podría yo confesarlo todo?
Gritar que ayer tuve pesadillas al dormir y me desperté en medio de la noche como una niña asustada bajo las sábanas.
Si confesase,no esperes nada bello ni doloroso.Simplemente no esperes nada que puedas esperar. No es que sea algo rara,simplemente desigual y el aire del norte juega un papel importante cuando me alborota el pelo por la mañana y me enrrea el pensamiento.
No esperes que te diga que te quiero porque a veces dueles,no esperes que te reproche que de vez en cuando parece que me quede sin ti,ni que te odie cuando no puedo verte.
No esperes que te cante sin que un escalofrío me recorra la espalda y lo haga desde el silencio, ni que baile al son de tus ojos distantes como la noche.
Ya te lo dije, no esperes nada a cambio.
No pretendas que sonría si no tengo ganas o que te dedique un par de palabras bonitas sólo porque el día sea uno de los más bonitos que haya podido pasar.
Ya te lo dije,espera todo a cambio.
Que si me rio,será porque la luz de primavera alberga mis bravuras de niña; o porque la noche alimente la pérdida de la cordura.
Como decía un viejo tango,fue a conciencia pura que perdí tu amor.
Si,lo perdí.No puedo morderme la lengua.
¿Por qué?
Porque comprendí que ni yo te amaba ni tu me correspondías.Ya sabes,no es posible el amor con destrucción y en eso,no hay quien te gane.
Me conformo con caernos bien.Y conste he de darte las gracias por dejar que yo deje mi propio camino de baldosas amarillas.
Gracias,vida.

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