Casi sin pensarlo
El soplo de la
indiferencia
Nos hizo caer en un
coma etéreo, lleno,
Con treinta puertas
a las que llamar
Y sólo una ventana
para saltar
Por si no abren.
Pisas el laberinto
blanco, impune,
Y lo manchas sin
demora alguna.
La singularidad es
el camino.
La suciedad, los
pasos para alcanzarlo.
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