miércoles, 27 de junio de 2012

Paracaidistas suicidas. (*O de cómo cocinar caracoles.)

Esa era yo sin ti
aunque tu cuerpo estuviera presente,
quizá colgado de un paracaídas
que no era el tuyo,
ni el mío siquiera.
Te deslizas y bajas al vacío,
la piedras entierran los restos mortales
de la memoria.
Un caracol recorre las manos
dentro de una sección aúrea
que ya no reconoce.
Kilómetros de tela mojada
que no vuela, ni tiene cuerdas
bajo la cama de los cipreses
que esperan el cadáver vivo.

Las nubes no son paracaídas,
son armas suicidas
de quién intenta cocinarse con
conchas vacías o caracoles muertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario