Se merecía un poema.
Aunque sólo fuera carne para cicatrizar heridas.
Pero aquel movimiento pélvico sacó a la tierra de su eje.
Pude ver a Catalina antes de perturbar en la órbita.
Era agua.
Lágrima.
Canibalismo.
Catalina ya se había estrellado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario