martes, 31 de mayo de 2011

Ella escribía con faltas de ortografía.Yo no.

*Para Mario. Porque es fácil hablar contigo.

Yo tenía quizá el pelo enrredado, los pies sucios o simplemente, un humor de perros que ni yo misma aguantaba. También una habitación desordenada, los apuntes descoloridos y los libros medio tumbados en la estantería.
Me desvivía por ordenar mi desorden, tener la cama hecha y la mesa bien colocada cuando me visitabas. Las maletas debajo de la cama, el moño derecho y perdidas las bragas.
Si. Perdí la compostura, la postura, la cabeza y el alma.
Aún así, te regalaba cada rincón de mi desorden sin importarme nada. Cada gramo de una realidad que reinventaba.

Te dio igual. Tú me cambiaste por la que no tenía nada, salvo faltas de ortografía.
Quizá eso sea lo que me faltaba.


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