miércoles, 29 de junio de 2011

El punto y aparte.

No si sabeis como resulta de frustrante escribir un poema desde y con el alma, sentirlo en cada poro de la piel, emocionarte con el poema... pero que falle el último verso. Que no cierre el poema, que no te guste leerlo porque notes como no es el verso adecuado. Que te sientes ante el poema y os desafieis muntuamente preguntando "¿Qué he hecho mal?", aún sabiendo que no has hecho nada mal.
Habrá que dejar respirar al poema.
Solución: un punto y aparte. Retomaré luego el verso.

Nos merecemos un punto y aparte. Por lo vivido, lo soñado y lo ocurrido.
Respiremos.
Oxígenemosnos.
Pongamos el punto y aparte.

.


Comienza de nuevo el verso.

(Ánimo compañeros.)


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