lunes, 13 de junio de 2011

Siempre tuve la frente muy alta,la lengua muy larga y la falda muy corta.

Me remito a Sabina porque es el único que me anima para estar hasta las mil estudiando Barroco.

Veinte años cosidos a retazos
de urgencias, disimulos y rutinas,
veinte años cumplidos en tus brazos,
con la carne del alma de gallina.
Veinte años de príncipes azules
que se marchaban antes de llegar,
veinte tangos de Manzi en los baúles,
veinte siglos sin cartas de papá.
Veinte años de mitos mal curados
dibujando dieguitos y mafaldas,
veinte vidas hubiera yo tardado
en contar los lunares de su espalda.
Me debo una canción y algunos besos
que valen más que el oro del Perú,
sus lágrimas los clavos de mi cruz.

Esta mitad, partida por la mitad.

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